Einstein desarrolló la teoría general de la relatividad sentado en su despacho, con papel y lápiz y sin hacer ningún experimento, sólo elucubrando sobre principios muy generales. Su teoría tuvo que esperar varios años antes de que se obtuvieran los primeros resultados experimentales.
Por el contrario, la mecánica cuántica siguió el camino opuesto. Fueron los experimentos los que forzaron la creación de la teoría. La razón es bien sencilla; la mecánica cuántica es tan antiintuitiva que ningún científico en su sano juicio hubiera inventado esta teoría si no se hubiera visto forzado por los datos experimentales. Pero a pesar de ir aparentemente contra toda lógica, a la hora de explicar los fenómenos observados, se ha convertido en la teoría más exitosa de la historia de la ciencia.
Juan
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