La vida es como una tortilla española. Si no hay huevos o patatas, no  hay tortilla. Y si no hay oxígeno, carbono, hidrógeno, nitrógeno,  fósforo y azufre, no hay vida. Al menos, eso se pensaba hasta hoy. Un  grupo de investigadores estadounidenses ha descubierto que se puede  hacer tortilla sin huevos o, lo que es lo mismo, vida sin fósforo.
Los científicos, liderados por Felisa Wolfe-Simon, han hallado en el lago salado Mono, en California, una bacteria capaz de sustituir el fósforo por arsénico, un elemento considerado hasta la fecha como un asesino. Todos los seres vivos conocidos, desde las jirafas a las bacterias que fermentan la leche para formar yogur, presentan mecanismos similares, pero el ser del lago Mono demuestra que hay otras maneras de vivir en la Tierra y, por extensión, en otros planetas.
Los científicos, liderados por Felisa Wolfe-Simon, han hallado en el lago salado Mono, en California, una bacteria capaz de sustituir el fósforo por arsénico, un elemento considerado hasta la fecha como un asesino. Todos los seres vivos conocidos, desde las jirafas a las bacterias que fermentan la leche para formar yogur, presentan mecanismos similares, pero el ser del lago Mono demuestra que hay otras maneras de vivir en la Tierra y, por extensión, en otros planetas.
El hallazgo, uno  de los más importantes del año en el mundo de la ciencia, desvela una  nueva forma de vida desconocida y obliga a replantearse la búsqueda de  seres extraterrestres. "Esta historia no trata del arsénico en el lago  Mono. Si algo aquí en la Tierra puede hacer algo tan inesperado, ¿qué  más puede estar haciendo la vida y todavía no nos hemos percatado?",  reflexionaba en un comunicado Wolfe-Simon, del Instituto de  Astrobiología de la NASA.
Rumores de vida en Marte
El  lunes, la agencia espacial de EEUU adelantó que el jueves anunciaría  "un hallazgo astrobiológico que cambiará la búsqueda de evidencias de  vida extraterrestre". A lo largo de la semana, internet se llenó de  rumores sobre la aparición de seres vivos en Marte y otras marcianadas.  Finalmente, el anuncio no tumba nuestra supuesta soledad en el universo,  aunque acerca ese momento. Lo que sí hace el nuevo estudio, publicado  hoy en la revista Science, es desvelar una posible "biosfera en la sombra", como la llama Paul Davies, coautor de la investigación  y colega de Wolfe-Simon en la NASA.
"Muy posiblemente estamos rodeados  por formas de vida que no habíamos visto hasta ahora por un dogma  brutal", explica el catedrático de Microbiología de la Universidad  Autónoma de Madrid, Ricardo Amils. Este investigador español, ajeno al  estudio, ha trabajado en el lago Mono y ha colaborado en ocasiones con  el equipo de Wolfe-Simon.
"Este equipo nos acaba de demostrar que lo de los seis elementos de la vida era una mentira.  La vida con arsénico u otros elementos puede ser una propiedad  generalizada que no hemos visto porque somos muy obtusos", lanza Amils,  que investiga junto a la NASA los microorganismos de las ácidas aguas de  Río Tinto, un ecosistema de Huelva considerado un hermano de la  superficie de Marte.
El equipo de Wolfe-Simon halló en agosto  de 2008 en el lago Mono otro microorganismo capaz de alimentarse con  arsénico, un veneno para la mayoría de los seres vivos. A partir de  aquel descubrimiento, los científicos se preguntaron si, en un medio tan  hostil como el lago Mono, algunos microorganismos podrían haber  evolucionado para utilizar arsénico en lugar de fósforo. Y lo han  encontrado. 
Wolfe-Simon y sus colegas cultivaron bacterias de una cepa de la familia Halomonadaceae  en su laboratorio y las alimentaron con arsénico. La investigadora  esperaba encontrarse con una masacre al volver a observarlas en el  microscopio pero, en lugar de eso, se topó con bacterias paseándose  alegremente por la placa de Petri. "Me quedé sin respiración", admite Wolfe-Simon, que ha mostrado su intención de venir a España a estudiar los microorganismos de Rio Tinto.
En algún rincón de la Tierra
Desde  que se conocen los entresijos de la célula, el fósforo, en forma de  fosfatos, había sido parte de la columna vertebral de las principales  moléculas de la vida, el ADN, el libro de instrucciones de los seres  vivos, y el ATP, las moléculas que suministran energía. Todos los  científicos que habían estudiado un organismo al microscopio habían  encontrado fósforo. Y, delante de Wolfe-Simon, había una bacteria con un  ADN de arsénico.
Los autores del estudio no sostienen que su  cepa de microbios, conocida como GFAJ-1, emplee el arsénico de manera  natural en el lago californiano. Las aguas de Mono, visitado por muchos  de los tres millones de turistas que acuden al cercano Parque Nacional  de Yosemite cada año, poseen tanto fósforo como arsénico, y no parece  que la bacteria prefiera el supuesto veneno. Sin embargo, aseguran, su  crecimiento en un medio tóxico creado en un laboratorio es una prueba de que la vida sin fósforo puede existir. Y, si puede hacerlo, existirá en algún rincón de la Tierra.
El  hallazgo del lago Mono no solo aumenta las posibilidades de encontrar  vida extraterrestre y destapa una posible comunidad de vecinos  desconocida en la Tierra. También cambia el estudio del origen de la  vida en nuestro planeta, que se produjo en algún momento hace más de  3.500 millones de años. Hasta la fecha, los investigadores han intentado  explicar el surgimiento de seres vivos tal y como se conocen, no tal y como no se conocían. 
"Hemos  estado estudiando la evolución antes de la vida basándonos en la vida  que conocemos, pero ahora nos encontramos con un hallazgo revolucionario  que muestra organismos capaces de usar el arsénico para construir sus  moléculas básicas", señala el bioquímico Cesar Menor, del Centro de  Astrobiología, en Madrid.
Múltiples orígenes
Para  este científico, que tampoco ha participado en el estudio, la bacteria  con ADN de arsénico "amplía el número de lugares en el universo en los  que podría haberse desarrollado vida". En los últimos años, las agencias  espaciales de todo el mundo se han empeñado en buscar vida en cuerpos  como Titán y Europa, satélites helados de Saturno y Júpiter,  respectivamente, por sus condiciones adecuadas para la vida tal y como  la conocemos. 
Ahora, el extraño bicho de California obliga a  plantearse la existencia de vida en casi cualquier parte. Hoy, en la  presentación de los resultados en la sede de la NASA, en Washington,  Wolfe-Simon estuvo acompañada por Steven Benner, un investigador de la  Universidad de Florida especializado en el estudio de Titán.
Wolfe-Simon  sugiere que organismos similares a estas bacterias pudieron surgir en  los primeros momentos de la Tierra en fuentes hidrotermales, grietas por  las que escapaban chorros de agua hirviendo cargada de arsénico. Para Menor, "no hay ninguna razón para descartar esta hipótesis". 
La  vida pudo nacer varias veces, en diferentes puntos del planeta, con  mecanismos completamente diferentes, "y luego se impuso el fósforo  porque es más estable que otros elementos como el arsénico", añade  Menor. "En aquel momento original, seguramente hubo sistemas vivos que no tienen nada que ver con los que conocemos ahora y han desaparecido", especula.
38°0′59″N 119°0′34″W / 38.0165, -119.0093
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